miércoles, 19 de octubre de 2011

LA ARGENTINA ES FEMENINA POR DÓNDE SE LA MIRE... (parte 3 de 7)

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PARTE TRES

E) "Porque el tango es macho"  
F) Guerras Civiles: masculinidades fundacionales. 
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E) 
TANGO Y VARONES SENSIBLES

El tango es macho: ésta es una afirmación que en parte siempre me sonó algo impostada... Qué sé yo... será porque recuerdo ese recitado en la voz de Julio Sosa... y cómo la frase salía entrecortada por la emoción de esa garganta varonil e imponente. 

Quizá me daba ese "no sé qué" porque me recordaba a mi propio padre, bandoneonista, cultor de la música ciudadana. Pero obligado a vivir de otra cosa porque "de la música no se vive, un varón tiene que ser macho, armar familia, ser exitoso en los negocios"... etc etc. En síntesis, varón sensible y a la vez varón dañado... si, como tantos de nuestros padres y abuelos (del presente no hablo, porque estoy haciendo una reseña hacia atrás). 

Qué tema si nacías varón y sensible a la vez, en aquellas épocas ... Recién hace muy poco tiempo pude deshechizar el gran mito que nos convencía a todos que nacer varón equivalía a haber nacido "en el bando ganador". Todavía se decía en mi infancia "me nació chancleta" cuando alguna exponente del "sexo débil" venía al mundo. Me sale frecuentemente la necesidad de pedirles perdón a tantos varones, por la equivocación de haber supuesto que la pasaban tan bien con semejante fardo de género encima. Una pena que no haya podido pedírselo a mi padre en vida.

Qué duro sentir todo esto, ser capaz de tanta sensibilidad, y haber tenido que guardarla bajo triple candado, o como mucho expresarla poéticamente -sólo si tenías la suerte de que te aceptaran como poeta sin exilarte de los clubes de los machos.


Y yo me hice en tangos 
porque... ¡porque el tango es macho!,
¡porque el tango es fuerte!,
tiene olor a vida,
tiene gusto... a muerte;
porque quise mucho, y porque me engañaron
y pase la vida masticando sueños;
porque soy un árbol que nunca dio frutos,
porque soy un perro que no tiene dueño,
porque tengo odios que nunca los digo,
porque cuando quiero, 
porque cuando quiero me desangro en besos,
porque quise mucho, y no me han querido;
por eso, canto tan triste... ¡Por eso!
(1)


Pero ya antes de la época de entreguerras -cuando nació mi padre- allá por principios de siglo XX, si nos asomamos al discurso y a los gestos de los orilleros, no queda duda que también semejan varones sensibles con un Anima "dañada" por las viriles sobre-exigencias del entorno. En el caso de ellos, a través del gran símbolo fálico hechizante en su estética sombría: sometidos a la prueba del cuchillo.


BORGES Y EL ÁNIMA DEL CUCHILLERO

Nadie mejor que Jorge Luis Borges para mostrar el trasfondo poderosamente femenino y los claro-oscuros del Anima del Orillero.


En el cuento “Hombre de la esquina rosada” asoma el poderoso interés de Borges por el mundo del tango, la milonga, las riñas de gallos y los prostíbulos. Pero no es casual que este cuento junto con otros, estén incluidos en un libro denominado "Historia universal de la infamia".

La infamia, esa "ofensa pública que sufre la fama, el honor o la dignidad de una persona"... ¿no suena como (para los masculinos oídos ofendidos)... "alguien descubrió mis femeninas debilidades y las hizo públicas"? 

La infamia borgeana (la masculina) es una venganza del anima dañada. La infamia en versión femenina va por otro carril, en todo caso cuando alguna mujer resulta víctima de una infamia, el hecho tiene que ver con su relación con los varones. O sea: siempre de retorno al anima masculina herida.


En este cuento aparece Rosendo Juárez, “el Pegador”: un cacique duro de barrio, famoso por su manejo del puñal. Pero un día pasa algo raro: un forastero lo reta a duelo y el Pegador reacciona como un cobarde. Eso lo obliga a huir, a desaparecer. El forastero, Francisco Real, viene del interior, lo llamaban "el Corralero" y también es un macho jactancioso, que reta a duelo a cuanto rival se le cruza por el camino. 

Y finalmente aparece el varón misterioso, el "hombre de la esquina rosada", tras quien se esconde el narrador, podríamos decir que el propio Borges. Este es el vengador porque admiraba la "grandeza cuchillera" del  Pegador. Mata a quien mató a su ídolo y con él a sus ideales cuchilleros. Por supuesto, está también la mujer que traiciona -la Lujanera, prostituta bella como pocas que estuvo con el Pegador y al ser vencido se va con el Corralero. Ella es la única testigo del crimen y como no pudo ver al ejecutor, a éste le quedó la descripción de su esquina y -señalemos el enorme símbolo oculto aquí- de su color. 
El color rosado.

F) 
GUERRAS CIVILES Y MASCULINIDADES FUNDACIONALES

Yendo más hacia atrás... tenemos la cruel etapa "fundacional" de las Guerrras Civiles del siglo XIX (gauchos bárbaros vs. intelectuales civilizados). No parece asomar en esta etapa indicio alguno de lo Femenino a través de las individualidades de las mujeres, sea, entramado con algún nivel de su Animus o masculino interior. 


Lo Femenino en ellas está vivido masculinamente como lo débil a proteger, como mucho cada tanto, puede ser que asome esa especie de "locura de lo femenino" (desde Juana Azurduy a las Madres de Plaza de Mayo, pasando por el medio por una larga e interesante lista) que, impulsándolas a salir de su rol constitutivo, llevó a algunas recias "varonas" a guerrear codo a codo con sus compañeros. Artemisas puras en su faz de guerreras y cazadoras, esto es, tomadas por su propio Animus en el nivel inicial y duro. Heroinas admirables.


El Femenino de los varones, que en la etapa de la conquista tal como propusimos en la primera parte, se originó en el lejano ADN de los "varones segundones" que venían a América a revalidar los créditos de su masculinidad herida- quedó sumido en la etapa de las Guerras Civiles y en la posterior etapa de la Generación del 80, en la lógica bipolar de Civilización (masculino) vs. Barbarie (femenino en el sentido de una debilidad peligrosa, a erradicar). 

De allí en más, todas las otras duplas repitieron esta bifurcación: unitarios vs. federales, vida vs. muerte, vida pública o vida privada, europeo vs nativo.




Cuando aparecen las escritoras (Juana Manuela Gorriti, Juana Manso, Eduarda Mansilla, Rosa Guerra), de a poco comienzan a expresan su propia lectura de los hechos desde sus textos. Pero en ellos se traduce todavía la anterior bifurcación cultural. De cualquier manera, ya el Animus femenino intentaba su inmersión en un Logos crecientemente propio. Y esta racionalidad femenina se va expresando en el papel de las mujeres como mediadoras entre las luchas y como críticas de las falsas oposiciones políticas e ideológicas.
Mucho de lo que escriben las mujeres de la élite criolla, así como algunas anarquistas (“feroces de lengua y pluma”) (2), contrasta con el proyecto masculino de la generación del 80, que las sumía de nuevo en el rol de guardianas de la familia unificada. 

Al mismo tiempo se incrementaba el tráfico de mujeres a través de la prostitución, por lo que ese imaginario (masculino) de lo femenino de las mujeres como reaseguro de la paz del hogar, iba perdiendo credibilidad paso a paso. 

El siglo XX, con su aluvión de cambios, ya se insinúa en el horizonte.
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Parte cuatro (de siete): hacer clik AQUÍ
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FUENTES:


1) POR QUÉ CANTO ASÍ 
Versión cantada por Julio Sosa
Letra de Celedonio Esteban Flores
Música de "La Cumparsita"

(2) Francine Masiello, Entre civilización y barbarie. Mujeres, nación y cultura 
literaria en la Argentina moderna  
Rosarlo, Beatriz Viterbo Editora, 1997
http://www.orbistertius.unlp.edu.ar/numeros/numero-5/resenas/02-masiello