2 de abril (1982-2012)
MALVINAS Y LA TENTACIÓN DE LOS EXTREMOS
Treinta años
parecerían ser suficientes, por lo menos para los que en aquellos días
desdichados éramos ya adultos y por lo tanto conscientes (¿?) de lo que
ocurría. Alcanzaría como para intentar una lectura diferente, superadora en el
sentido de más sintética, menos paupérrimamente polarizada.
Parecerían ser suficientes pero tengo
la sensación de que no es así, para casi nadie. Muchos intentamos -por lo menos
y por suerte- darnos cuenta; opino que ya es bastante. Pero escucho y leo a
muchos otros escamoteando sus posiciones –en el fondo humanamente polarizadas como
las de cualquier hijo de vecino- camoufladas tras fraseos de neutralidad y
superadores análisis. De éstos últimos la mayoría son periodistas y unos pocos
son opinólogos, vocación loable que comparto y también practico. Pero ningún
debate interesante es posible con quienes se colocan por encima de la humanidad
y en árbitros de nuestras mortales debilidades.
Volvamos
entonces a los que no se escamotean tras ropajes inmaculados ni invisibilizan
su posición política. ¿Qué hay detrás de las opiniones frontalmente manifestadas de
cualquiera de nosotros, comunes mortales? Por lo general hay otras opiniones
escondidas, a veces incluso para el propio sujeto que las emite.
¿Qué había
en 1982 detrás de las adhesiones a la ocupación de Malvinas? ¿Era fundamental
para estas personas la ocupación de estos territorios? Es ya muy obvio que para
algunos pocos lo que había era el consciente o inconsciente deseo de prolongar el mandato
militar por otras vías, legalizando su permanencia. Y para la mayoría de los
que apoyaron, sospecho que lo que había era el “tam-tam” arcaico activando -esta vez sí, para casi todos en el nivel inconsciente- el arquetipo originario de la guerra contra el poder “mayor e
injusto” de un país secretamente envidiado por esas mismas cualidades,
adrenalina contradictoria que para nosotros ha solido generar históricamente
Inglaterra por alguna misteriosa razón kármica (1).
¿Qué había
en 1982 detrás de quienes no adherimos nunca a esta ocupación, era acaso para
nosotros fundamental que los territorios quedaran intocados y en manos de los
kelpers y por eso nos opusimos al desembarco? Para nada; lo que nos importaba
era no reforzar el ya decadente régimen militar, por un lado. Y por el otro
evitar el final cantado, lo que inevitablemente terminó por ocurrir. En
definitiva: las islas y sus habitantes nos importaban un bledo, tanto a quienes
apoyaron la guerra tanto como a quienes no lo hicimos.
Es un rasgo
humano y reiterado en la historia humana que detrás de nuestras proclamas
reside siempre una intención inconsciente. Que detrás de las opciones de hierro
–si opto por A no puedo optar por B- vibra la sombra confusa que las mezcla e indiscrimina.
¿Qué hay en
2012, detrás de las declaraciones del gobierno pidiendo una mesa de
negociaciones entre las partes, Argentina e Inglaterra, para dirimir finalmente
el tema de la soberanía? Aunque en mi opinión personal se trata de un petitorio
lógico e irrefutable –y por eso ha ganado tanto consenso interno e
internacional- de cualquier manera esconde otras intenciones. Yo acuerdo con
las mismas, sobre todo porque creo que se trata de la geopolítica y el dominio
militar del Atlántico Sur, pero lo que estoy desarrollando aquí es otro punto.
Y de nuevo: también detrás de las declaraciones se revela otra intención
subyacente, que no se expresa o no se puede expresar con todas las letras, pero
que fuera del mundo diplomático todo el mundo reconoce sin pudor alguno.
¿Qué hay en
2012, detrás de las notas, artículos y reportajes a favor del “derecho de los
kelpers a decidir”? Intelectuales, periodistas y opinólogos nos hacen sonreír a
veces tras la cara de piedra que requieren ciertas afirmaciones, por ejemplo:
“cómo es posible que un gobierno que enarbola la política de derechos humanos,
no respete los derechos humanos de estos habitantes de las islas”. Porque
claro, es obvio que detrás de tan hilarantes comentarios reside la opinión
subyacente: haga lo que haga este gobierno, por definición es algo malo y
requiere ser petardeado.
A treinta
años del horror, de la injusta traición a los colimbas, de la estúpida ilusión
de ganarle a Maggie-Corazón de Hierro... lo menos que nos merecemos es un poco
de lucidez y llamar a las cosas por su nombre.
Creo que no
nos importan las islas en sí mismas, que son un slogan del pasado como tantos
otros, así como no les importan tampoco a los ingleses y muchos de ellos
–famosos o ignotos- ya lo están haciendo saber a través de reportajes y
declaraciones ciudadanas.
Pero no es
ésa la cuestión: aunque en el fondo no nos importen, igual el pasado nos
condiciona a todos. Ese pasado viene cargado con el peso del gran patrón
arquetípico de la historia humana: el Patrón del Enemigo. En ese guión
milenario Inglaterra ha actuado su rol protagónico con varios partenaires
–franceses, irlandeses, hindúes- y nosotros fuimos también modestos extras
haciendo de “pequeño enemigo molesto y lejano” del gran león británico.
¿Y dónde
quedaría, a todo esto, nuestra posición actual, sobre todo quienes compartimos,
trabajamos y difundimos códigos simbólicos como la astrología? Tenemos por
cierto mapas amplios como para resignificar las temáticas de la historia. Pero
corremos el riesgo de no querer incluirnos en ellas.
Desde el
mapa ampliado que la astrología puede brindarnos, es una obviedad que a esta
altura –hablo por mí- no existe la mínima identificación con ninguna gesta
heroica, ni con opciones que polaricen en países buenos, justos y soberanos vs.
países piratas, injustos y colonialistas tardíos. Claro que somos todos hijos
de la Tierra y que argentinos e ingleses, dentro de muy poco, serán categorías
dejadas de lado igual que el resto de las pequeñas nacionalidades del planeta.
Pero no
identificarme es una cosa, y no expresar un lugar desde donde hablar o
escribir, otra muy distinta. Como astróloga, lejos de ponerme la túnica blanca
y pintarme la estrella en la frente –qué patética imagen- prefiero seguir
insistiendo en el método, difícil pero creativo, que nuestra tarea nos exige.
Si hay algo
que los lenguajes simbólicos como la astrología imponen, es repensarnos en
niveles. No somos algo fijo y permanente, somos aparentemente un entramado de
energías de variada densidad. Y así como en nuestro cuerpo físico –vía
emociones- se incrustan y polarizan los arquetipos, en nuestro cuerpo más sutil
esos mismos arquetipos se van disolviendo. Por ahora, alcanzaría con percibir
que todos esos niveles coexisten en nosotros.
Desde el
nivel de la disolución arquetípica- algunos lo llamarían el nivel “álmico”-
miro esta oportunidad a treinta años del horror, con una saludable lejanía por
un lado y con la esperanza humana entrañable del retorno a la fraternidad
universal.
Desde mi
obvia encarnación aún polarizada, como la de todos los humanos que me rodean,
me asumo condicionada cuando hace falta optar dentro de la tribu humana que aún
nos rige con sus antiguas reglas. Desde aquí opto y apoyo la actual política
internacional del gobierno, que por lo menos está pidiendo algo racional a los ingleses –atravesados éstos por una negativa insensata- y que no
me ofrece inquietud alguna en relación a estar vulnerando derechos propios ni
ajenos.
Lo que más
me toca, en estos días de conmemoración inevitable, son los rostros ajados y
melancólicos de los ex combatientes. Espejan otros rostros, los de la
injusticia de todos los tiempos con los más vulnerables, como los que
actualmente siguen estaqueados en las cárceles, o durmiendo en las calles, o
viviendo en medio de tensiones materiales y psíquicas de un dolor a veces
imposible de imaginar por quienes, desde nuestra vida pequeño burguesa, como
mucho, sólo podemos hacer este tipo de homenajes.
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Olga Weyne, Buenos Aires, 2 de abril de 2012
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(1) En los debates de AATP, estamos analizando el caso del Alger Ego favorito a nivel histórico de la Argentina –desde su ascendente en Libra- o sea, Inglaterra.
En la hipótesis del "Núcleo del Otro", que ofrecí en mi trabajo sobre la carta de la Argentina, Inglaterra aparece como ámbito de proyección indudable ( Hacer clik para ver Carta Natal de la Argentina, e ir a "Núcleo Cinco: El Otro Complementario").
A su vez Jorge Bosia, integrante de AATP, está desarrollando entre nosotros su hipótesis sobre los tránsitos de Plutón a la carta de la Argentina, en relación con mojones clave de la historia de Inglaterra.