domingo, 21 de junio de 2015

ASTROLOGÍA DEL SIGLO XXI, DESDE EL HEMISFERIO SUR

SOLSTICIO DE INVIERNO: INTI RAYMI O LA RESURRECCIÓN DEL SOL


Creo que es hora de preguntarnos por esas "hogueras" que por tradición milenaria ritualizan esta fase (solsticio del mes de junio) en el hemisferio norte, en Europa sobre todo. Allí las encienden porque el Sol inicia de a poco su camino descendente: paulatinamente los días -la luz y el calor- irán disminuyendo, por eso las hogueras intentan "darle ánimo" para que no decrezca totalmente su vigor.

Pero nosotros nacimos en el sur. Mis antepasados europeos eligieron -o el destino los condujo- a habitar este lugar del planeta. Jamás terminaré de agradecerles. Aquí en el sur el camino del Sol día a día nos traerá más horas de luz y de calor y por eso, junto con tantos otros astrólogos, estamos comprometidos en revivir otro tipo de tradición.

Desde luego que todos nosotros hemos sido formados en la cosmovisión europea porque todo aquí en América, la del sur y la del norte, para bien o para mal, fue producto de la aculturación a partir de 1492. Pero sentimos que es hora ya de dejarnos guiar por la tradición colectiva de quienes, por lo menos en este hemisferio sureño de América, vienen ritualizando este poderoso momento del año desde hace tanto tiempo. Aymaras, quechuas, mapuches y todos los pueblos originarios de esta bendita tierra, sentían lo obvio: que en estos días el Sol retornaba de a poco a calentarnos y a iluminarnos, para decirnos que la Tierra (la Pachamama) nos protegía y a la vez nos necesitaba.

La noche más larga -y la más fría a veces también- tiene la impronta del momento de máximo recogimiento en el regazo de lo oscuro; PERO A PARTIR DE AHORA, día a día, iremos rumbo al equinoccio primaveral. Es preciso recordar que AQUÍ EN EL SUR el movimiento de máximo recogimiento -al que se llega en la noche más larga del 21 de junio- empezará a moverse paulatinamente hacia el despliegue. No confundamos entonces la impronta canceriana con cualidades obvias aptas para el hemisferio norte, consistentes en "contraernos e ir hacia adentro", ya que en el norte el camino es inverso y efectivamente ellos van rumbo al otoño (mientras que nosotros salimos de él y eso precisamente es el Inti Raymi, el saludo al Sol creciente, lo que nos corresponde ritualizar). Durante la época incaica, ese hecho revestía fundamental importancia, pues era el punto de partida del nuevo año, que según autores, se asociaba con los orígenes de la propia etnia inca.

LA ADAPTACIÓN DE UN RITUAL ANTIGUO, A DEMANDAS CONTEMPORÁNEAS CON CONNOTACIONES TURÍSTICAS


Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Inti_Raymi

Inti Raymi o la fiesta del Sol, era el más importante de los cuatro festivales celebrados en el Cusco, según relata el cronista Garcilazo de la Vega (1539-1616). Significaba el inicio de una nueva etapa, el "tiempo circular inca" (debido a que no concebían el tiempo como lineal sino como un círculo cronológico) así como el origen mítico del Inca, enviado por el Sol como dios ordenador de las acciones de las poblaciones del antiguo mundo. Era una celebración que duraba 15 días, en los cuales había danzas, ceremonias y sacrificios. El último Inti Raymi con la presencia del Inca fue realizado en 1535. En 1572 el virrey Francisco Alvarez de Toledo la prohibió por considerarla una ceremonia pagana y contraria a la fe católica. Obviamente se siguió realizando de manera clandestina, como tantas otras modalidades culturales imposibles de extirpar.

En 1944 Faustino Espinoza Navarro, escritor y actor peruano, ejecutó una reconstrucción histórica del Inti Raymi y durante muchos años también representó el papel de inca. La reconstrucción se basó en la crónica de Garcilaso de la Vega y desde ese año en más, la ceremonia se transformó en un evento público de gran atractivo turístico. Los participantes,, hasta hoy toman muy en serio su papel y el espectáculo es un derroche de colorido, música y danzas.

Se intenta reproducir lo que en ese día hacían el soberano y sus parientes, quienes esperaban descalzos la salida del sol en la plaza. Puestos en cuclillas («que entre estos indios es tanto como ponerse de rodillas», aclara el cronista), con los brazos abiertos y dando besos al aire, recibían al astro rey. Entonces el inca, con dos vasos de madera ( el kero era de madera , no de oro , ellos asimilaron este vaso ceremonial de la cultura tiahuanaco), brindaba la chicha de jora : del vaso que mantenía en la mano izquierda bebían sus parientes; el de la derecha era derramado y vertido en un tinajón de oro.

Con más de sesenta años de existencia, el nuevo Inti Raymi es ahora parte inseparable de la vida del Cusco. No sólo es el acto central del mes de Junio en la ciudad, sino que su fama ha trascendido las fronteras peruanas. Aunque hoy conocemos a esta celebración con su nombre quechua antiguo, en realidad se trata de una festividad común a muchos pueblos prehispánicos de los Andes, y que seguramente precede con mucho a la formación del Imperio Incaico

El Inti Raymi aún se celebra como rito sincrético en muchas comunidades andinas. En el callejón interandino septentrional del Ecuador, por ejemplo, el conjunto de festividades relacionadas abarca todo el mes de junio y parte de julio, teniendo cada ciudad sus propios ritos y costumbres, y llegando a paralizarse la vida cotidiana como efecto de las celebraciones, que toman las avenidas noche y día.

LOS SOLSTICIOS Y LOS RITUALES
Los solsticios (del latin solstitium -sol sistere -"Sol quieto") son los momentos del año en los que el Sol alcanza su mayor o menor altura aparente en el cielo, y la duración del día o de la noche son las máximas del año, respectivamente.

Todas las culturas, desde siempre, han reconocido y celebrado este momento del año. De hecho la fecha de la celebración de Navidad proviene del solsticio de invierno en el hemisferio norte (alrededor del 24 de diciembre). 

En el solsticio de diciembre, en especial en las culturas romana y celta, se festejaba el regreso del Sol. A partir de esta fecha los días empezaban a alargarse. Esto se atribuía a un triunfo del Sol sobre las tinieblas, que se celebraba con fogatas. Posteriormente la Iglesia Católica decidió situar en una fecha cercana, el 25 de diciembre, el nacimiento de Jesús, otorgándole el mismo carácter simbólico de renacer de la esperanza y de la luz en el mundo y corrigiendo así al mismo tiempo el significado de la festividad pagana previa, denominada Sol Invictus.
En el hemisferio Sur, correspondientemente, el simbolismo de esta época es representado por las tradiciones andinas, cuando tienen lugar las celebraciones de Año Nuevo (Inti Raimi- Fiesta del Sol)

¿QUÉ PODEMOS RITUALIZAR PARA SER CONSCIENTES DE ESTE RITMO TAMBIÉN EN NUESTRO MUNDO INTERIOR?
Quizá es bueno recordar que este momento, el solsticio invernal, representa el paulatino retorno de la luz y el calor sobre la oscuridad y el frío y que por eso, aunque aún no lo veamos, la naturaleza comienza a producir los primeros vestigios de renacimiento, sólo perceptibles en el seno profundo de la Tierra. Esos brotes recién estarán fuera de ella al manifestarse la primavera o equinoccio. Pero el punto de partida es esta noche: la más oscura, la más larga... la que indica que de ahora en más el tiempo y su ritmo se invertirán.

Entiendo que considerar la luz y el calor como fases propicias -en detrimento de las fases opuestas de oscuridad y frío- es el gran malentendido de nuestras lecturas sobre la espiritualidad. Es obvia la relación de necesidad y complementariedad de ambas cualidades, tanto en la naturaleza como en el mundo psíquico. 

Pero sí parece necesario dar a cada fase o punto zodiacal su valor específico. Esto requerirá de nosotros aquí en el sur, revisar con respeto y a la vez con libertad nuestros rituales: los heredados de Europa y los olvidados del territorio que habitamos. Si el Solsticio de invierno ha sido en el norte el del Sol Invictus y por ello es comprensible ligarlo al nacimiento del "Hijo de Dios", aquí en el sur es igualmente aceptable y comprensible ritualizar el retorno de Inti el Sol benefactor. El que va calentando a la Pachamama día a día a partir de hoy, haciendo que el 1 de agosto se sitúe otra fecha crucial, en este caso ligado al aspecto femenino de la deidad.

Los dioses y las diosas -lxs del patriarcado y lxs previos a él- seguirán trayéndonos mucha información, incluso en este poderoso recodo de la Era de Acuario. Quizá lo nuevo sea la retraducción de sus leyendas y guiones, para uso del nuevo humano que vamos siendo. Esta nueva humanidad parece estar necesitando que ambos hemisferios -los planetarios así como los cerebrales- se redescubran como parte de la misma totalidad. Tal como siempre fue. Tal como siempre fuimos.
-----------------------------
Feliz Solsticio de invierno para nosotros aquí en el Sur.
Feliz Solsticio de verano para nuestros amigos allá en el Norte.
Bendiciones para todxs.
----------------------------
Olga Weyne (Buenos Aires-CABA- 21 de junio 2015)