(*) El título de este artículo es una frase pronunciada por Flora Castro, esposa y compañera de militancia de Norberto Habegger, fundador de la organización Descamisados (secuestrado, torturado y desaparecido en agosto de 1978 en el escenario represivo del Cono Sur, inspirado y apoyado por los EE UU y conocido como "Plan Cóndor").
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LOS GRIEGOS LLAMABAN PSIQUE A LA DIVINIDAD QUE PERSONIFICABA EL ALMA, Y A MENUDO LA REPRESENTABAN CON ALAS DE MARIPOSA
Lo comprendí hace poco: la secuencia Vida-Muerte-Vida-Muerte-Vida ... tiene su equivalente en la secuencia Amor-Dolor-Amor-Dolor-Amor ... Por lo menos en el micro-universo del psiquismo humano así parece estar representada la espiral cósmica; con esas dos hebras del misterio.
Pero además ambas espirales se mueven, estiran y crecen periódicamente al compás de un sacudón mutativo: el Tirón del Alma, el renacimiento o resurrección. Cada vuelta se torna así más amplia, incluyente y a la vez más desafiante. Lo que vamos comprendiendo de la Vida y de la Muerte se incrementa a medida que amamos y sufrimos de manera crecientemente sabia.
De niña me formaron en la mitología cristiano-católica. Las Pascuas de Resurrección parecían ser importantes para mis mayores pero fue una lástima que ninguno de ellos me transmitiera vivencialmente su fundamento esotérico. Es casi seguro que para ellos tampoco existía ese contacto.
Por mi cuenta me formé luego en otras cosmovisiones y la visión de los griegos, como a todos los que se asoman a ella, me capturó y selló por décadas mi relatos externos e internos. Aún en parte lo hace. Fue una lástima también no haber tenido en mi juventud -o no haber buscado- guías que me tradujeran las imágenes poderosas de los pueblos originarios. De a poco intento por mi cuenta asomarme a ellas en esta etapa tardía de mi vida, pero siempre las atisbo como forastera y sin sentirme con pleno derecho a su profunda comprensión.
En mi primera madurez irrumpió Jung con su brújula. Este occidental germánico subyugado por la sabiduría de oriente pudo por primera vez ayudarme a reconectar esos caminos previos. A transmitirme el sentido común que ligaba el ícono de Cristo renaciendo, con el de Psique entregándose al abismo del amor. Traspasando ambos el portal de la muerte, para vivir el renacimiento de "lo vivo" en su secuencia aparentemente perenne.
Y no hace tanto pude en parte, reconectar todas estas sendas perdidas con otra, transpersonal y colectiva, ligada a mi estar aquí en esta tierra del sur americano, traspasada por su historia y su destino. Intentando comprender a la vez qué "tirón del Alma grupal" se nos está pidiendo en este primer cuarto del siglo XXI a los argentinos.
LAS MARIPOSAS DE LA PLAZA DE MAYO
El jueves 24 de marzo de 2016 hubo mariposas en la Plaza de Mayo. Llegaron junto con un gran ventarrón que agitó las banderas de las múltiples formaciones que intentaban acercarse al centro de la Plaza. Justo en ese momento las Madres y Abuelas también lo hacían, demorado su paso por la multitud inenarrable, cientos de miles, que atiborraba ese espacio ritual. El mayor en su magnitud desde estos 40 años.
Yo estaba detenida en mi paso, como tantos, a la altura de Avenida de Mayo y Chacabuco. Sentí de pronto ese viento y me conmovió porque no era indicio de tormenta; era un frescor fuerte y aliviante que venía de arriba, calmando la sed y el cansancio por tantas horas de espera. Vi algunas mariposas sueltas pero en ese momento no comprendí el significado que luego fue cobrando, con los relatos de miles de testimonios, orales y fotográficos.
A partir de ahí, una nueva imagen se agregó el jueves santo pasado, el 24 de marzo de este 2016, al al mito sagrado de nuestros desaparecidos. Ese relato que ya fue "consagrado" por estos cuarenta años de ritualización masiva y constituye a esta altura el guión profundo que, año a año, pone en escena el drama de un destino colectivo.
LAS PASCUAS DE LAS ALMAS PRESENTES
A cuarenta años de su desaparición -igual que Cristo presentándose ante sus discípulos luego de su resurrección -las 30.000 almas vinieron en su forma de psique-mariposa a decirnos "presentes, ahora y siempre", respondiendo a nuestras consignas reiteradas cada vez que los nombramos. Pero el símbolo de Psique-Mariposa que se hizo cargo del mensaje conlleva una vibración de libertad y alegría. Vinieron a decirnos que el dolor físico y psíquico de su martirio cesó. Que no los olvidemos pero que no los lloremos más desde la desesperación de pensarlos en la mesa de torturas, o muriendo de manera atroz en manos de sus verdugos psicópatas.
Tal como quise entender el mensaje, me pareció que nos decían que siguiéramos recordando y manteniendo viva la memoria, sin duda alguna, pero a partir de ahora con las alas al viento. La resiliencia tiene varias etapas: las primeras son las más crueles y dolorosas, pero finalmente adviene este capítulo. El vuelo hacia la luz.
Muchos de nosotros tuvimos una vida concreta, una historia compartida; y hoy nos queda una imagen, una foto asociada con este ritual de Vida, Muerte y Renacimiento. De Dolor y de Amor. Esas fotos aparecen cada 24 de marzo en las pancartas llevadas con orgullo y desafío por sus deudos, a la vez que con una compasión infinita como la que emana de la Pieta.
Gracias almas queridas por hacerse presentes en las vísperas pascuales. Vinieron a confortarnos de una manera mágica y a la vez constatable. Lo que pasó el jueves en la Plaza con el vuelo de las mariposas, quedará impreso tan fuertemente en la memoria de esta gesta, como las siluetas de los ausentes en los carteles y en las baldosas, como el paso de las madres y las abuelas conduciendo la apertura de cada marcha. Como los pañuelos blancos, que llegaron con los años y en todo el planeta a ser el símbolo universal del poder del amor.
Qué oportunas fueron, almas mariposas. Por la imagen elegida para venir a hablarnos y por el momento propicio, en vísperas de estas Pascuas de Resurección, para hacerse presentes.
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LOS GRIEGOS LLAMABAN PSIQUE A LA DIVINIDAD QUE PERSONIFICABA EL ALMA, Y A MENUDO LA REPRESENTABAN CON ALAS DE MARIPOSA
Lo comprendí hace poco: la secuencia Vida-Muerte-Vida-Muerte-Vida ... tiene su equivalente en la secuencia Amor-Dolor-Amor-Dolor-Amor ... Por lo menos en el micro-universo del psiquismo humano así parece estar representada la espiral cósmica; con esas dos hebras del misterio.
Pero además ambas espirales se mueven, estiran y crecen periódicamente al compás de un sacudón mutativo: el Tirón del Alma, el renacimiento o resurrección. Cada vuelta se torna así más amplia, incluyente y a la vez más desafiante. Lo que vamos comprendiendo de la Vida y de la Muerte se incrementa a medida que amamos y sufrimos de manera crecientemente sabia.
De niña me formaron en la mitología cristiano-católica. Las Pascuas de Resurrección parecían ser importantes para mis mayores pero fue una lástima que ninguno de ellos me transmitiera vivencialmente su fundamento esotérico. Es casi seguro que para ellos tampoco existía ese contacto.
Por mi cuenta me formé luego en otras cosmovisiones y la visión de los griegos, como a todos los que se asoman a ella, me capturó y selló por décadas mi relatos externos e internos. Aún en parte lo hace. Fue una lástima también no haber tenido en mi juventud -o no haber buscado- guías que me tradujeran las imágenes poderosas de los pueblos originarios. De a poco intento por mi cuenta asomarme a ellas en esta etapa tardía de mi vida, pero siempre las atisbo como forastera y sin sentirme con pleno derecho a su profunda comprensión.
En mi primera madurez irrumpió Jung con su brújula. Este occidental germánico subyugado por la sabiduría de oriente pudo por primera vez ayudarme a reconectar esos caminos previos. A transmitirme el sentido común que ligaba el ícono de Cristo renaciendo, con el de Psique entregándose al abismo del amor. Traspasando ambos el portal de la muerte, para vivir el renacimiento de "lo vivo" en su secuencia aparentemente perenne.
Y no hace tanto pude en parte, reconectar todas estas sendas perdidas con otra, transpersonal y colectiva, ligada a mi estar aquí en esta tierra del sur americano, traspasada por su historia y su destino. Intentando comprender a la vez qué "tirón del Alma grupal" se nos está pidiendo en este primer cuarto del siglo XXI a los argentinos.
LAS MARIPOSAS DE LA PLAZA DE MAYO
El jueves 24 de marzo de 2016 hubo mariposas en la Plaza de Mayo. Llegaron junto con un gran ventarrón que agitó las banderas de las múltiples formaciones que intentaban acercarse al centro de la Plaza. Justo en ese momento las Madres y Abuelas también lo hacían, demorado su paso por la multitud inenarrable, cientos de miles, que atiborraba ese espacio ritual. El mayor en su magnitud desde estos 40 años.
Yo estaba detenida en mi paso, como tantos, a la altura de Avenida de Mayo y Chacabuco. Sentí de pronto ese viento y me conmovió porque no era indicio de tormenta; era un frescor fuerte y aliviante que venía de arriba, calmando la sed y el cansancio por tantas horas de espera. Vi algunas mariposas sueltas pero en ese momento no comprendí el significado que luego fue cobrando, con los relatos de miles de testimonios, orales y fotográficos.
A partir de ahí, una nueva imagen se agregó el jueves santo pasado, el 24 de marzo de este 2016, al al mito sagrado de nuestros desaparecidos. Ese relato que ya fue "consagrado" por estos cuarenta años de ritualización masiva y constituye a esta altura el guión profundo que, año a año, pone en escena el drama de un destino colectivo.
LAS PASCUAS DE LAS ALMAS PRESENTES
A cuarenta años de su desaparición -igual que Cristo presentándose ante sus discípulos luego de su resurrección -las 30.000 almas vinieron en su forma de psique-mariposa a decirnos "presentes, ahora y siempre", respondiendo a nuestras consignas reiteradas cada vez que los nombramos. Pero el símbolo de Psique-Mariposa que se hizo cargo del mensaje conlleva una vibración de libertad y alegría. Vinieron a decirnos que el dolor físico y psíquico de su martirio cesó. Que no los olvidemos pero que no los lloremos más desde la desesperación de pensarlos en la mesa de torturas, o muriendo de manera atroz en manos de sus verdugos psicópatas.
Tal como quise entender el mensaje, me pareció que nos decían que siguiéramos recordando y manteniendo viva la memoria, sin duda alguna, pero a partir de ahora con las alas al viento. La resiliencia tiene varias etapas: las primeras son las más crueles y dolorosas, pero finalmente adviene este capítulo. El vuelo hacia la luz.
Muchos de nosotros tuvimos una vida concreta, una historia compartida; y hoy nos queda una imagen, una foto asociada con este ritual de Vida, Muerte y Renacimiento. De Dolor y de Amor. Esas fotos aparecen cada 24 de marzo en las pancartas llevadas con orgullo y desafío por sus deudos, a la vez que con una compasión infinita como la que emana de la Pieta.
Mi primo Jorge Alberto Burgardt, militante de izquierda,
idealista íntegro y solidario, secuestrado y desaparecido el 30 de setiembre de 1976
a los 27 años de edad (hasta el momento no han aparecido sus restos).
Gracias almas queridas por hacerse presentes en las vísperas pascuales. Vinieron a confortarnos de una manera mágica y a la vez constatable. Lo que pasó el jueves en la Plaza con el vuelo de las mariposas, quedará impreso tan fuertemente en la memoria de esta gesta, como las siluetas de los ausentes en los carteles y en las baldosas, como el paso de las madres y las abuelas conduciendo la apertura de cada marcha. Como los pañuelos blancos, que llegaron con los años y en todo el planeta a ser el símbolo universal del poder del amor.
Qué oportunas fueron, almas mariposas. Por la imagen elegida para venir a hablarnos y por el momento propicio, en vísperas de estas Pascuas de Resurección, para hacerse presentes.
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HASTA SIEMPRE ALBERTO. NO DEJAREMOS DE BUSCAR TUS RESTOS. PERO ESTÉS DONDE ESTÉS, QUE VUELES EN LIBERTAD Y EN PAZ.
Liliana,Víctor y Olga: tus primos que siempre te recordarán.
